La mentira es algo tan común que prácticamente forma parte de nuestra cultura, aún sabiendo que son mentiras, hacemos como si no pasara nada y nos conformamos con un: vale. Luego vienen las mentiras que decimos con tal de quedar bien, primero con una persona, luego con otra y más tarde esta con otra, y si la historia inventada queda pobre pues nos la inventamos.
Hay un sinfín de mentiras… pero creo que la más grave de todas es las que nos contamos a nosotros mismo cuando lo que hacemos no está bien y hacemos como si no pasara nada, nos callamos o decimos no tiene consecuencias. Nos mentimos cuando nos hacemos creer que estamos enamorados con tal de no estar solos, nos acostumbramos a acostarnos todos los días con esa carga emocional de mentiras.
Y las mentiras de quienes llevan una doble vida, tienen varias familias u ocultan sus preferencias sexuales y se casan, tienen hijos por cubrir las apariencias de una sociedad y de una familia tradicionalista.
Con esta fotografía he querido representar la mentira, la mentira que viven miles de personas por miedo a ser juzgados o a no encajar, una mentira que es un secreto a voces y que los únicos engañados son ellos mismos y esto los van destruyendo poco a poco.
Hay un sinfín de mentiras… pero creo que la más grave de todas es las que nos contamos a nosotros mismo cuando lo que hacemos no está bien y hacemos como si no pasara nada, nos callamos o decimos no tiene consecuencias. Nos mentimos cuando nos hacemos creer que estamos enamorados con tal de no estar solos, nos acostumbramos a acostarnos todos los días con esa carga emocional de mentiras.
Y las mentiras de quienes llevan una doble vida, tienen varias familias u ocultan sus preferencias sexuales y se casan, tienen hijos por cubrir las apariencias de una sociedad y de una familia tradicionalista.
Con esta fotografía he querido representar la mentira, la mentira que viven miles de personas por miedo a ser juzgados o a no encajar, una mentira que es un secreto a voces y que los únicos engañados son ellos mismos y esto los van destruyendo poco a poco.
Cristina González Torralba
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